I. Jesús y su doctrina en la profecía de Isaías 53.
El libro de
Isaías fue escrito hace unos 700 años. Antes de la venida del Mesías. Pero
habla en resumidas cuentas de toda la obra del Mesías. El Mesías o Ungido de
Dios, llamado Jesús. Este libro de Isaías habla de Jesús y su doctrina. La obra
que haría en la Tierra Jesús el Mesías. Anunciado en las Sagradas Escrituras.
La obra fue escrita y escrita por 4 escritores. Llamada Evangelio. La obra que
realizó a causa de su pueblo Israel.
Por otro lado, el
pueblo de Israel se atribuye la profecía de Isaías 53. Pero está claro que fue
escrita para ellos. Pero para mostrarle que a pesar de ellos. Dios cumplió su
promesa de redención a su pueblo.
Esta profecía de
Isaías 53, fue escrita en primera persona. Comienza diciendo: ¿Quién ha creído
a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se le ha manifestado el brazo de Jehová? Isa
53:1. Y culmina anunciando la gloria del Ungido, el Mesías. Del enviado de
Dios. De su Hijo. De Jesús. Isa 53:12.
Su anuncio, está relacionado con la
comunicación del mensaje Divino a un pueblo escogido. Y la profecía explica lo
siguiente:
A. El anuncio que se hizo a su pueblo.
1. El mensaje fue comunicado oral y escrito.
a. ¿Quién
ha creído a nuestro anuncio?
La profecía de Isaías 53. Contiene
preguntas muy interesantes y comprometedoras. Dirigidas a su pueblo Israel. Al
respecto se les había anunciado los pormenores de cómo vendría el Ungido, el
Mesías. Esta se había revelado a los hombres. A su pueblo Israel. A través de
sus profetas.
Por esta razón, el profeta Isaías les recuerda este anuncio o mensaje,
haciendo estas preguntas. En otras palabras: ¿Quién ha creído a nuestro
anuncio? ¿Y a quién se le ha manifestado la voluntad del Padre? Isa 53:1.
Con referencia a esta pregunta: ¿Quién ha
creído a nuestro anuncio? Realizada en la profecía de Isaías. Isa 53:1. Nos
habla el salmista que Jacob no había creído a Dios, ni confiado en su
salvación. Sal 78:21-22. En el Salmo el salmista habla de Jacob, refiriéndose a
él como pueblo de Israel, escogido por Dios. Porque Dios escoge a Jacob y lo
llama Israel. Y Jacob es padre de doce hijos. Y son llamados las 12 tribus de
Israel.
En tal sentido, de los doce hijos de
Israel. Dios escoge a la tribu de Judá. Para enseñar y anunciarle a la
humanidad. De ellos, de Judá, en su descendencia nacería su simiente Santa. El
Mesías. Igual escoge a Belén en Jerusalén, como la Ciudad Santa donde nacería
el Mesías o Ungido de Dios. Sal 78:68.
En ese momento cuando se escribe el Salmo,
era la época de los reyes. Los de Israel habían rechazado el plan de salvación
y tentaron a Dios, al igual que en el desierto. También lo hicieron cuando
envió a gobernarlos a través de los jueces.
Por su parte, el pueblo de Israel se
atribuye esta profecía. Y este anuncio era para ellos. Porque años más tarde a
esta profecía, sucede el exilio. Pero Dios Eterno le indica a Israel: que ellos
no anunciaron una redención para ellos. Quien la anuncia es Dios. Desde un
principio. Porque fue Dios que hizo pacto con Israel en el desierto. No Israel
con Dios. Ni ellos enviaron al Mesías prometido. Para su redención. Fue el Gran
Yo Soy. Que se los envío. Ellos debían
creer y esperar en esta promesa. Pero Israel no había creído en este plan de
salvación, que Dios le había trazado. Y a través del profeta les pregunta:
¿Quién había creído a su anuncio? A su anuncio de salvación a Israel.
b. ¿Quién
creía el mensaje cuando vino el Mesías?
Jesús y su doctrina, reprocha la
incredulidad de su pueblo Israel y Judá. Respecto a lo anunciado por los
profetas. Escrito en el evangelio de Lucas. Luc 24:25. Y en el evangelio de
Juan. Juan escribe y dice en el capítulo 12:37-38. A pesar de que Jesús hizo
muchas señales delante de ellos, no creían en Jesús. Y se cumplió lo que dijo
el profeta Isaías.
Por otra parte, el apóstol Pablo, judío y
ciudadano romano, habla sobre el asunto diciéndoles: que no todos obedecieron
al anuncio del evangelio. Y el mismo apóstol Pablo fue convencido por el mismo
Señor Jesús. Para que creyera en él. Cuando apareció en Damasco. Romanos 10:16.
Hechos 9.
El evangelista Juan llegó a la conclusión, de que los hombres aman más la gloria de
los hombres, que la gloria de Dios. Juan 12:43. Todo lo escrito del Mesías en
su venida a la tierra, a la ciudad de Jerusalén, en las Sagradas Escrituras se cumplió. Cuando el Hijo de Dios vino. Jesús
el Mesías. Pero todo el pueblo de la época no lo creyó y no lo comprendió. Juan
12:16.
c. ¿Y sobre
quién se le ha manifestado el brazo de Jehová?
El mensaje de su venida había sido
profetizado, y anunciado. ¿Pero a quien
se le reveló o iluminó? Es decir; ¿quién creyó en su salvación? Tan cierto es,
les fue revelado a Simeón y Ana. Cuando ellos fueron al templo. Y vieron a
Jesús en brazos de María. ¿Y para quién era el mensaje? Para Israel y Judá. La
revelación del mensaje anunciado a los patriarcas, sacerdotes, jueces,
gobernadores, reyes y profetas. ¡No lo creyeron!
En tal sentido, el brazo poderoso. Fue su
brazo de gloria. Los guíos por su diestra. Al pueblo de Israel. En muchas
ocasiones. Está narrado en el libro de Éxodo, y se escribe en casi todos los
libros del Antiguo Testamento. Cuando el pueblo huía del Faraón. Los condujo
por un camino que ellos no conocían. Y se dividió el mar. Para ellos poder
pasar al otro lado, y librarlos del Faraón.
Pero ellos no creyeron cuando se manifestó
a Israel, en el poder de su Espíritu Santo. Juan 12:38. El profeta Isaías les
pregunta a Israel, ¿Cuántas veces salvó el brazo fuerte de Dios Eterno a
Israel? Muchas veces. Isaías 63:12. Su brazo poderoso, se refiere a la acción
para ejecutar su voluntad. La voluntad del Padre Eterno. El Brazo de Dios se
manifestó a Israel y no le creyeron. Ante todas las naciones él siempre los
libró de sus enemigos y no creyeron. Deuteronomio 33:27.
En todo caso, sabiendo el pueblo de
Israel, que con su brazo los redimió. Según está escrito en los Salmos. Sal
77:15. Israel no le creyó. También se escribe en los Salmos: Tuyo es el brazo
potente. Fuerte tu mano. Exaltada tu diestra. Sal 89:13. Refiriéndose a la
manifestación de su brazo, su diestra. Revelada a su pueblo. Para que creyeran
en él. El Mesías, el Ungido de Dios. Su diestra. Enviado a Israel por voluntad
de Dios. Él es la manifestación de su voluntad.
d. Jesús manifestó
su voluntad.
Según el profeta Malaquías nos dice: Para
ser manifestado a Israel su Mesías. Mal 3:1. Enviaría a su mensajero, delante
de él, es decir; a Juan el Bautista.
En este sentido el evangelista Juan,
refiriéndose a Juan el Bautista. Escribió las palabras de Juan el Bautista
cuando dijo: que él no lo conocía. Era por esto que él bautizaba con agua.
Porque Dios le indicó a Juan. Cuando Juan viera al Espíritu Santo posarse sobre
él. Sería aquel que bautizaría con Espíritu. Refiriéndose a Jesús y su
manifestación a Israel. Juan 1:33. Y Jesús dijo a su Padre: He manifestado tu
Nombre a los hombres que del mundo me distes. Juan 17:6.
El apóstol Pablo refiere, la manifestación
de la justicia de Dios. Que fue testificada por la ley y los profetas. Romanos
3:21. Y ahora es manifestado a toda la gente. Para que obedezcan a la fe en
Jesús. Romanos 16:26. Este misterio oculto ha sido manifestado a sus santos. La
manifestación de Cristo, que vino a traernos la vida. Porque él es la vida.
Aunque ahora no vemos esa vida. La veremos cuando venga en su Gloria.
Colosenses 1:26; 3:4.
Continúa
diciendo, el apóstol Pablo: Esta manifestación de Dios de su voluntad. Dios la
manifiesta a los Apóstoles. La manifestación de haber venido en carne.
Justificado en el Espíritu. Visto por los Ángeles. Predicado a los gentiles y
creído en el mundo. Y recibido arriba en gloria. 1 Timoteo 3:16. La gracia de
Dios se manifestó para salvación a todos los hombres. Tito 2:11. Manifestó el
camino al lugar Santísimo. Rasgando el velo de su carne. Heb 10:20. Y
rociándonos con su sangre. Para llevarnos al lugar Santísimo. Escribe el
apóstol Pablo. Según describe el evangelio de Mateo. Mat 27:51. Es a través de
Cristo, Jesús el Mesías, que llegamos al lugar santísimo, ¡no hay otro camino!
Hebreos 9:3,8.
Porque para llegar al lugar Santísimo,
había una separación de un velo en el Tabernáculo. En este caso el Templo. Y
estaba el arca del pacto. Y el arca del pacto era rociada, con la sangre de un
cordero sobre el propiciatorio. Cada año por el sumo sacerdote. Para la
remisión del pecado del pueblo y de los sacerdotes.
En este sentido, cuando muere Cristo, el
velo del Templo se rasga en dos. El templo que habían construido los romanos.
Dando a entender así. Que ya el lugar Santísimo. Estaba purificado eternamente
y para siempre. Con la sangre del sacrificio del cordero. Jesús el Mesías.
Jesús el Cristo. Jesucristo. Y su sacrificio en su cuerpo, abrió la puerta para
entrar al lugar santísimo. Heb 9:12. Esta vez por el cordero que quita el
pecado del mundo, Jesús el Mesías. Como se indicó en el evangelio de Juan. Juan
1:29.
B. El Eterno Dios vino, se hizo presente.
1. Su brazo
Eterno.
a. Subirá
cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca. Isa 53:2.
En este aspecto, al mencionar la profecía
de Isaías un renuevo. Cobra importancia la profecía del profeta Jeremías y toda
la profecía del profeta Ezequiel. Pero lo más importante fue que Dios le dice a
Israel: que su juicio, fue por menospreciar al cetro de su Hijo. Ez 21:10. Al
igual que Jesús mismo le dijo a Israel, morirán en sus pecados si no creen en
mí. En este aspecto, después de haber dado muerte a Gedalías. El cual colocó al
rey de Babilonia en Jerusalén, después del exilio. Dios le dio esta profecía a
Ezequiel, sobre el renuevo. Ez 17:22-24.
Porque para ese tiempo, del último rey de
Judá. Dios había hecho juicio al rey de Judá Sedequías. Y luego Babilonia
coloca a Gedalías como rey de Judá. Y lo matan. 2 Re 25:21. Pero a través del
profeta Ezequiel les dice: cómo pueden invalidar su pacto, acusando a la
descendencia de David de hacerlo. Eze 17:12-22. Y Ezequiel en ese preciso
momento, profetiza sobre el renuevo. Ez 17:22-24.
De igual forma profetiza Jeremías. En la
profecía de Jeremías 23:5-6. Les dice: Dios levantará un renuevo Justo.
Refiriéndose al Mesías. Llamará su nombre Jehová Justicia Nuestra. Y Dios le
dice: qué dirán vive Jehová, que trajo su descendencia de las naciones que los
hizo ir. Jer 23:8. También en este tiempo, escribe el profeta Isaías. Y si
quedara aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida. Pero como el
roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco,
la simiente Santa. Isaías 6:13.
En tal razón, explicando lo antes
mencionado de la profecía. Se refiere a la promesa del advenimiento del Mesías.
Esta promesa ellos, Israel y Judá, la habían frustrado. Por causas políticas,
económicas y sociales, internas e internas del reino. También podemos decir;
que por desconocimiento de su palabra. Y por Israel trazar sus propios planes.
Sin tomar en cuenta los planes de Dios. Podemos decir; que Dios elige a David
para ser rey, y tuvo conflicto con el rey que había puesto el pueblo, a Saúl. Y
la sucesión del reinado de la dinastía del rey David. Siguió teniendo conflicto
después de los sucesores de la generación del rey Salomón.
En este sentido, los conflictos se
agudizaron y tuvieron guerras entre sí. Y Dios tuvo que castigar muchas veces a
su pueblo. Hasta el punto de deportarlo y llevarlo en cautiverio a Babilonia.
Fue quemada toda Jerusalén, a sus príncipes y a los grandes dieron muerte. Pero
para Dios poder dejar un remanente de los hijos de Israel y Judá. Los lleva en
cautiverio. Para que no fuesen destruidos en totalidad. Es por esto que el
profeta nos dice; que el reinado del Mesías vendrá como un renuevo, como si
fuera una raíz en tierra seca.
En esta razón, la evidencia de su poder
manifiesta; de la simiente como raíz en tierra seca, nace el Mesías. Esta raíz
o simiente, había sido apagada, no cultivada, y secada su tierra. Y la raíz de
su descendencia ya estaba sin vigor, sin fuerza, como para dar un brote. El
Mesías nace en esta sequedad y brota su retoño de la raíz de Isaí. Porque
después del destierro continuaron las guerras. Y en Zacarías 3:8, nos indica
que Dios traerá a su siervo, el cual es el renuevo. La simiente prometida. El
Mesías.
Por todo lo antes mencionado, se puede
comprender la comparación de la raíz y su brote de hojas. Porque para poder
crecer un árbol. Tienen que brotar las
hojas. Y la descendencia del Mesías cortada como una raíz. Porque los hijos
príncipes de Israel, yacían muertos, mutilados, quemados, eunucos y dados en la
ley del levirato. Esta raíz de la descendencia, tenía que brotar. Es decir;
nacer.
Sin embargo, la esperanza del nacimiento
del Mesías había cesado. No tenían esperanza. Por esto Dios les habla del
renuevo. De esta raíz de Isaí. Padre del rey David. Según la promesa que le
había dado Dios, que de su descendencia nacería el que regirá a Israel.
b. No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más
sin atractivo para que le deseemos.
Los reyes de Israel y de Judá se
caracterizaban: Porque su aspecto, era de hermoso parecer. Y de un poderío
económico, político y social. Israel y Judá, esperaban a un Mesías que los
librase de la esclavitud del imperio romano. Estaban acostumbrados a las
batallas, a las guerras. Así conquistaron Naciones y Países. Pero el Mesías que
se les presentó fue muy pacificó. No
tenía nada que ver con guerras, ni gobierno, ni reinado. Tuvo que ver con
enseñar el derecho de su verdad.
En este aspecto, en el entorno donde
creció Jesús era pobre. Las clases sociales judías venían de una devastación
imperial. Eran esclavos muchos de ellos, empleados de los romanos, agricultores
y pescadores. Sus recursos eran de la agricultura y del campo. Si Jesús hubiese
venido después de Salomón. En un estado de satisfacción económica, política y
social. Con un ejército y muchas ciudades amuralladas. Así era lo que esperaba
Israel y Judá del Mesías.
En este sentido, ese era el Jesús que
esperaba la gente judía. Pero qué poder económico podría tener Israel. Les
indica Dios. Si por la lucha y el deseo de poder después de los sucesores del
rey Salomón. Israel resultó destruida. Y completamente exiliada después de 380
años aproximadamente. Y su reino en el reinado del rey Roboam fue dividido. En
Judá e Israel. Cuando el rey Roboam, consideró colocarles escudo de bronce a su
ejército. Porque el rey de Egipto se llevó los de oro, que había construido
Salomón. 1 Rey 14:27.
En lo sucesivo, en los reinados de Judá e
Israel, ni siquiera permitían que los herederos gobernaran. Eran dados a
muerte. Muertos antes de su tiempo. Como en el caso de Atalía. Que mató a todos los descendientes de
Josafat, después que muere su hijo Ocozías. Para quedarse con el poder del
reino.
En todo caso, el parecer humano de Jesús
no concordaba con sus expectativas. Pero ellos se habían mezclados con otros
pueblos. Sus rasgos genéticos que lo caracterizaban. Ellos al estar mezclados
con otros pueblos, lo habían cambiado. Mucho menos el hecho de la posición
económica de Jesús. Podría ser igual. Y Dios Eterno les dice: Pero qué poder
económico le podía ofrecer Jesús. Si el reino de Israel y Judá estaban destruidos
económicamente. Porque ellos habían destruido la gloria económica de Israel y
Judá.
En este aspecto, Dios Eterno les sigue
diciendo: Al Gran Yo Soy. Que apareció a Moisés entre la zarza. Para libertad a
un pueblo de la esclavitud de Faraón, no le creyeron. Igual en la época de
Jesús, no le creyeron. Tuvo más credibilidad para ellos Salomón que Jesús. Salomón
representaba el poderío real. Y Jesús les dice: Aquí está ante ustedes uno
mayor que Salomón, y no lo comprendieron.
Porque explica Jesús. La reina Saba viajó
de lejanas tierras para ver la sabiduría de Salomón, dada por Dios. Y a Jesús
no le creen, cuando presenta la verdadera imagen de Dios. No hay imagen para
ellos precisa. Cuando ellos han manipulado todo. No consultando a Dios. Para
elegir a un rey.
En tal sentido, destruyeron todo lo
conquistado por David. Igual acabaron con la gloria del reino de Salomón.
Hicieron todo lo que Dios les dijo que no hicieran. Lo malo, resume el
cronista. Por esto Dios los envía al exilio Asirio. Luego a Egipto y al Babilónico.
Fueron luego dominados por el Imperio Persa y Medos. Luego los de Grecia. En lo
sucesivo, los reinos de las subsiguientes épocas, siguieron subyugando a Israel
y Judá. Terminando Israel y Judá en poder del Imperio Romano. Para esta época
se llaman judíos, desde el exilio.
Por esta razón, en la genealogía de Jesús
no fueron incluidos unos 8 reyes de Judá. Y ninguno de los de Israel. Por causa
de no haber cumplido con lo establecido por Dios. Israel y Judá. Llamados ahora
judíos, rompieron el pacto que Dios hizo con ellos en el desierto.
En tal sentido, porque Israel y Judá, se
fueron tras los ídolos, mataron a sus príncipes y no cuidaron su descendencia
en el linaje del rey David. Ya que se mezclaron con otros pueblos, donde fueron
en el exilio. Su descendencia perdió las características genéticas de su linaje
humano. Por esto la profecía dice: No hay parecer en él, ni hermosura; le
veremos, más sin atractivo para que le deseemos.
C. El Nombre que es sobre todo nombre.
1. Su
Nombre Admirable.
Isa 53:3
Despreciado y desechado entre los hombres. Varón de dolores, experimentado en
quebranto. Y como que escondimos de él, el rostro. Fue menospreciado. Y no lo
estimamos. Despreciado y desechado entre los hombres. Escribe el profeta Isaías
53:3. En comparación al profeta Oseas 9:17.
En este sentido, los judíos tienen
inconvenientes en aceptar la genealogía de Mateo. Desprecian a Jesús como el
Mesías, así como desprecian los mandamientos de Dios y desecharon a sus Jueces,
pidiendo rey. No se sometieron a nada de lo que Dios le ordenó. Y por eso Dios desechó
a Israel en la descendencia del Mesías.
En este orden, a Israel no le importó la
descendencia real, de la cual procedería el Mesías. Fue más grande para ellos
las ansias del poder, y era lo que querían. En la lectura de los escritos de
los Reyes, las Crónicas y los profetas. Podremos comprender mejor el desprecio
que hicieron a nuestro Mesías Jesús.
Cuando Isaías dice que fue despreciado, se
está refiriendo al desprecio que había hecho su pueblo, de los planes que Dios tenía
de redención. Desde el comienzo se vio el desprecio. Desde su partida de
Egipto, al entrar en la tierra prometida. Hubo una murmuración constante.
Cabe destacar, que todo el pueblo no creyó
y murmuró contra el plan de Dios con los Israelitas. Diciendo: que los llevó al
desierto a pasar hambre, que no tenían agua. Y pensaban en los privilegios que
tenían en Egipto. Se olvidaron de la esclavitud, de su llanto por liberación.
Del clamor hecho ante Dios. Y luego de ser liberados de Egipto. Se olvidaron de
las maravillas de ser guiados por un camino desconocido para ellos. Pero que
los libraría de la persecución del Faraón. Pronto se olvidaron para empezar a
protestar y a dudar del plan de Dios con su pueblo.
En fin, les dice Dios Eterno: ¿Quién creyó
en el anuncio? En el Imperio Romano. Cuando se cumplió la bendición profética
de Noé. Cuando fue engrandecido Jafet. Moraba y gobernaba en las tierras de
Sem. Y Cam era su siervo. Tal como indicó Noé profética, bendiciendo a sus
hijos. Diciéndoles: engrandezca Dios a Jafet. Habite en la tierra de Sem. Y sea
Cam su siervo. Así sucedió en este preciso momento, cuando nace el Mesías
prometido. Por no creer en mí, dice el Señor.
Por su parte, Sem son los habitantes de
Jerusalén. Sem vino a estar gobernada por Roma. Sem habitaba en Canaán. En
Canaán estaba Jerusalén. Porque Dios le entregó a Sem a Canaán. Para que
habitará en ella. Porque Dios se lo había prometido a Abraham. Pero Sem después
de poseer la tierra de Canaán. Se mezcló con los habitantes que quedaron en
ella. Los que no fueron conquistados por los Israelitas.
En tal sentido, cuando llega el
cumplimiento del tiempo y nace el Mesías. Roma imperaba y gobernaba en
Jerusalén. Jerusalén donde habitaban judíos. Descendientes de Sem. Este pueblo
de Dios. Llamado Israel. Se había dividido en dos, en época de los reyes.
Llamado Israel y Judá. Pero se volvió a unir después del exilio. Desde entonces
llamado pueblo judío.
En este sentido, los descendientes de Sem.
Habitaban en Jerusalén, cuando los romanos conquistaron Jerusalén. E imperó
roma, es decir; Jafet. Siendo todo el territorio europeo actualmente. Y Sem
eran los judíos que habitaban en Jerusalén. Y Cam era los pueblos subyugados
por roma, en los alrededores de Jerusalén. Todo estaba siendo dominado por el
Imperio Romano. Y el gobierno de los romanos fue establecido en Jerusalén.
De igual forma Israel, así les indica el
Señor: tal como en el desierto, Israel no creyó lo que Dios iba a ser en el
futuro. Cuando llegó el cumplimiento del tiempo y envió al Mesías. Precisamente
como indican las profecías. Todo se cumplió. Y no le creyeron. ¿Cómo hubiese
sido todo si le hubiesen creído a Dios? Despreciaron el plan de Dios en el
desierto. Cuando les mostraba el tabernáculo. Que era una figura de lo que
tenía que venir. Que era la representación del Mesías Príncipe. El Tabernáculo
de Dios entre los hombres.
Por esta razón, Dios no les dejó ver la
tierra prometida a los israelitas que no creyeron. Y todos murieron en el
desierto. Como testimonio a los que dudan de sus planes. De lo que Dios tiene
previsto y lo que ha prometido en su palabra. Lo cumplió y cumplirá. Él lo dijo
y él lo hará. Así lo advierte el apóstol, ¿quiénes fueron los que no reposan de
sus obras y gozaron de lo prometido? Los que dudaron. Así sucederá a todos los
que dudan de la salvación de su Hijo Jesús. Él les manda a creer solamente.
Cree solamente y será salvo.
De hecho, es una cosa difícil de creer.
Pero no les parece dice Dios Eterno: que fue difícil soportar a un pueblo por
el desierto. Que no creía lo que iba yo hacer. De darles una tierra que ellos
no siembran y unas casas que no construyeron. Y se las di, poseyeron la tierra
prometida. Pero al poseerlas ¿qué pasó? Tampoco hicieron como les dije, dejaron
pueblos, y fue su ayo. Porque ellos mismos fueron su perdición y corrupción.
Llegaron a ser peor que Sodoma y Gomorra. Y su pecado mayor que el de ellos.
Luego como iban a creer, si se iban tras
los ídolos obra de sus manos, tras lo que veía sus ojos. Porque les di jueces,
y siempre se desviaba de su camino. Nunca escucharon a mis profetas, ni mucho
menos a mis jueces. Condenaban las generaciones de mis profetas y de mis
jueces. Los criticaban y los mataban. Me enojé otra vez con ellos, hasta que
desecharon mi gobierno a través de jueces. Y pidieron reyes. Le di reyes. Reyes
que también desecharon y mataron. Se emparentaron con pueblos extranjeros.
Entre ellos también se mezclaron. Y todos pueden criticar el linaje puro de mi
pueblo, que no ha sido puro. Porque no me obedecieron.
Continúe con mi plan, y de su linaje todo
ligado, con sangre extranjera, es mi linaje real, de David a Jesús. Ahora
pretende Israel sacar de su descendencia a el salvador del mundo. Y como todos
también pueden criticar, ¿de qué descendencia? Será las que ellos realizan con
los semitas y todas las organizaciones fundadas por ellos. De esta, saldrá el
anticristo, de un linaje de muertos y de un linaje que mezclaron con todos los
pueblos. Y dirán que es puro del linaje de David. Y se lo creerán. Y no
creyeron en mí. Cuando estuve con ellos.
Ahora bien, Dios Eterno les sigue
diciendo: Cumplí con la promesa, les envié al salvador. Pero: Les envié el
salvador que había planificado. ¡No mi pueblo Israel! Establecí un plan de
salvación. No fueron ellos los que planificaron una salvación. El pueblo judío.
No estableció un plan con David, ni su descendencia. Fue El Gran Yo Soy, que lo
estableció. El pueblo judío no tiene el derecho de presentar ninguna
genealogía. Pero así les dice el Señor. Es mi genealogía verdadera. Y esa es la
que tienen que respetar. La que está en el evangelio de Mateo y la de Lucas. De
esas dos unidas está el linaje del Mesías príncipe.
Por esta razón, les dice a través del
profeta Isaías: Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto. Y como que escondimos de él el rostro. Fue
menospreciado, y no lo estimamos. Despreciaron el plan de Dios que tenían desde
el principio. No estimaron todo lo que él estaba haciendo. Su tabernáculo fue
hecho y fue visto. Por la vista de todos ellos. Todos lo miraron, fue el modelo
entregado de cómo funciona en el cielo. Cómo es mi gobierno en la tierra y cómo
será. Es un modelo que le mostré del tabernáculo y ellos lo tuvieron.
La explicación profética, es la siguiente:
Despreciaron el modelo de mi tabernáculo y la forma como juzgaba a mi pueblo a
través de jueces. Le di reyes, y también despreciaron su linaje, matándolos a
todos. Así como mataron a los jueces. Les envié profetas y también los mataron.
No estimaron nada de lo que hice. Escondieron el rostro, de él. Quién iba a
imaginarse que nacería el Mesías. De este linaje destruido. Para que en la
actualidad pretendan tener una descendencia mesiánica.
Es importante destacar, el sufrimiento
experimentado desde los comienzos. Con el comportamiento de mi pueblo. Todo fue
un experimento de quebranto por la humanidad. Comparado al quebranto de un Dios
por su pueblo. El azote por los pecados, es comparado con todo lo que sufrió mi
brazo poderoso por venir. Su copa de su sufrimiento en el Getsemaní. Fue la
copa que venía cumpliéndose. Vería a su pueblo negarlo una vez más.
Despreciarlo una vez más. Menospreciarlo una vez más.
Humanamente es imposible explicar todo
esto, solo Dios podría explicarlo. Pero porque se han negado y han sumergido a
una humanidad en ignorancia. Es el mismo motivo de siempre de menospreciar el
plan de Dios y establecer humanamente sus planes.
Por tal razón, la descendencia del Mesías,
fue fracturada muchas veces en los jueces. En los reyes primero, en el rey
Abías. Luego en el rey Josafat. Luego en Ocozías. Luego en Josías. Finalmente,
en Sedequías y Gedalías.
Luego Dios inviste a otros reyes que lo
gobernaran. Dice que el rey de Babilonia es su siervo y hará todo lo que le
pida. Y él cumplirá sus propósitos. Observamos en las escrituras proféticas. A
un Rey de Persia dominando Babilonia. Porque tampoco Babilonia se alineó al
plan de Dios. Fue donde sus siervos fueron eunucos. Tristemente la genealogía
fue fracturada nuevamente. Luego levanta al rey de Persia y domina el mundo
entero. Y se estima una nueva esperanza con la tribu de Benjamín, a través de
Mardoqueo y Ester.
En este sentido, continúa diciéndoles
Dios: constituí imperios más poderosos, y subyugué nuevamente a Egipto. A
quienes mi pueblo Israel y Judá querían servir. Le levanté a Babilonia, luego
los medos y los persas. Por último, el Imperio Romano. Y actué secretamente, no
les di más profetas, que les hablaran. Hasta que vino el Mesías príncipe. Por
eso se observa este periodo de silencio. Desde el final del imperio Medo persa
hasta la concepción del Mesías.
Por tal motivo Jesús el Mesías, tuvo que
padecer, pasar por sufrimientos y heridas. Y ser desechado entre los hombres. Y
los principales de su pueblo Israel y Judá. Por ellos no haberse sometido a su
pacto. Y haber incumplido sus leyes, mandamientos y preceptos. Merecían un juicio,
una pena y un castigo. Por este motivo, de la culpa cometida del pueblo de
Israel y Judá. El Hijo del Hombre, la diestra de Dios hecho hombre, padeció.
Para llevar en su carne, el castigo que ellos merecían.
Por las razones expuestas, de haberse
sometido a la voluntad de Dios, y llevar en su cuerpo. Los padecimientos de su
pueblo. Por invalidar su pacto hecho con ellos. Jesús se sometió al más cruel
padecimiento y sufrimiento. Siendo Dios, en un cuerpo humano. Para llevar en su
cuerpo toda la culpa de su pueblo. Por eso su nombre es Admirable. Y es un
nombre sobre todo Nombre. El cual refleja su carácter, su autoridad y poder.
Respecto a todo lo creado, en el cielo y en la tierra. Según nos indica el
profeta Isaías. Isa 9:6.
D. El Hombre que cambio la historia del mundo.
1. Su
palabra hecha carne.
El profeta Isaías, continúa en la profecía
habla sobre: él ciertamente llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores. Refiriéndose al Mesías en su humanidad o como hombre. Y nosotros
le tuvimos por azotado. Por herido de Dios y abatido. Refiriéndose a Israel y
los judíos. Isa 53:4.
Pero el pueblo de Israel creía, que cuando
viniera el Mesías. Vendría un Mesías poderoso. Que los libertará de los
imperios. Y en esta época de su venida, reinaba el Imperio Romano.
En este aspecto, Dios Eterno, les sigue
preguntando y hablando: ¿Qué hicieron ellos con la gloria del reino de David? Y
cuando engrandeció a Salomón, con respecto a todos los pueblos. Destruyeron el
reino. También los altares y el templo, se lo entregaron a los ídolos paganos.
Israel destruyó el reino de David, y de Salomón. Y toda su gloria y riqueza
pereció en manos de los pueblos que lo subyugaron, después del rey Roboam
sucesor del rey Salomón.
Por eso, a través de los profetas les dice
Dios: los entregó a lloro y lamento. Como el estiércol era su estado,
desprovistos de alimentos, y enfermo. Así encontró su Hijo, a un pueblo que le
había dado toda gloria. El pueblo de Israel gozó de gloria y poder, en el
reinado del rey David. Siendo ampliado el reino y subyugando los pueblos, con
mayor gloria. En el reinado de Salomón, sucesor del rey David.
En este aspecto mencionado, la profecía
explica: Él llevó las enfermedades que le produjo su pecado, el de Israel. Por
el abandono de las leyes, de los mandamientos y de los preceptos. En los
profetas habla su hacedor y Dios, reprochando la actitud de Israel.
Diciéndoles: que le dieron sus dioses, que me menospreciaron a mí. Sus dioses
que ellos decían que les daba todo y estaban contentos ¿Que le dieron? Por esto
sometieron a sus descendientes al más terrible lamento.
En este estado, encontró el Hijo de Dios a
un pueblo enfermo. Él tuvo que seguir sufriendo sus dolores. Luego con todo
esto lo azotaron, lo hirieron y lo abatieron. Lo mismo que pensaban ustedes
pueblo de Israel y Judá, que Dios le daba padecimiento. Cuando fueron traídos
en cautiverio a Babilonia. Luego en el gobierno Imperial Persa. Porque no
entendían. Así mismo Jesús sufrió todas estas penalidades. Por causa de
ustedes.
En estos aspectos mencionados, el
evangelista Juan describe a Jesús, el Hijo de Dios como la palabra hecha carne.
Porque toda la palabra escrita del Eterno Dios se cumplió. Cuando vino el
Mesías a Jerusalén. Juan 1:14.
E. El juicio que se hizo al Hijo de Dios.
1. El
Juicio a Jesús.
El profeta Isaías escribe en la profecía. Mas él
herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isa 53:5. En
este aspecto, en las Escrituras siempre se habla de los juicios de Dios. Los
profetas anunciaron y comunicaron siempre los juicios de Dios. Por esto el
pueblo de Dios pasó por juicio, unos siendo inocente, otros
siendo culpables por desobedecer las leyes y mandamientos de Dios. Pero estos
juicios son terrenales. El juicio, al que se refiere el profeta Isaías. Es el
juicio de castigo. El juicio por romper el pacto que Dios hizo con su pueblo
Israel en el desierto.
Por este mismo motivo. El Mesías, Jesús, pasó por cárcel y por juicio. Por las rebeliones de su pueblo.
Por el juicio de la ley. Por el incumplimiento de su pueblo del pacto hecho con
ellos. Por la razón ya mencionada. El profeta describe proféticamente el motivo
del sufrimiento del Mesías. Profetizado en
Isaías 53:5. Mas él fue herido por nuestras
rebeliones. Molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra paz fue sobre
él. Y por su llaga fuimos nosotros curados. Este sufrimiento que tuvo que
padecer Jesús por todo su pueblo. Es el mismo dolor que pasó el pueblo de
Israel y Judá por no comprender a su Dios. Que lo sacó con su brazo poderoso de
Egipto.
Por tal motivo, el herido fue el Hijo de
Dios. Por las rebeliones de Israel. Por sus pecados fue destruida su carne. Y
todo el castigo de la paz que no tenían con Dios, fue sobre él. Porque Dios se
había airado contra su pueblo. Porque habían roto su pacto. Muchas veces. Por
esto, Jesús pasa por el Juicio. El juicio que los condenaba a muerte eterna.
Así Jesús fue condenado a muerte. Y todo lo que no sanaba la llaga enferma por
no obedecer. Lo sana Jesús en su cuerpo. Todo el dolor sufrido en todos estos
años lo llevó Jesús. Y él nos curó el cuerpo. El alma y el corazón. Jesús curó
el cuerpo enfermo por causa de la desobediencia. Al librarnos de la muerte
eterna.
Ahora podemos comprender todo su
sufrimiento. No era un Mesías sufrido el que esperaba Israel y Judá. Sino el
Mesías glorioso. El que trajera paz y felicidad. Y les dice el Eterno Dios.
Pero qué paz y felicidad si tu pecado era una llaga podrida. ¡Oh Pueblo de
Israel! ¡Si lo que quería, era que mi gloria se manifestará en ti! ¡Y fuiste un desecho de la gloria del Dios
Altísimo! Por esto la humanidad meneo su cabeza. Pero ¡Era ese mi propósito que
sufrieran!, ¡o que sufriera mi Hijo! Te digo: ¡Eso fue lo que tu escogiste
pueblo de Israel y Judá! Los profetas así lo anunciaron.
En todo esto ya mencionado, los profetas
les explicaron hablándoles de mi parte siempre. Ahora les dice Dios. Mi
propósito no era el sufrimiento. Fue el que escogió mi pueblo por desecharme.
Me desecharon a mí. Por eso los deseche a todos ellos. ¡Y solo es mi pueblo!
todo aquel que cree en mi Hijo. De igual manera con su publicidad del ¡Pueblo
escogido! han menospreciado a mi pueblo ¡que sí creen en mí! y lo tienen como
indigno y los matan por creer en mí. Pero ustedes deben creer en mí. Pueblo de
Israel y Judá. Para ser librados del juicio.
1.
Incumplimiento del Pacto.
La profecía de Isaías 53:6. Continúa
diciendo: Todos nosotros nos descarriamos como ovejas. Cada cual se apartó
por su camino. Pero el Padre Eterno. Dios Eterno. Jehová como es mencionado en
algunas traducciones. Cargó en él. En su Hijo. El pecado de todos nosotros.
Nosotros se refiere al pueblo de Israel.
Por consiguiente, ellos se apartaron del
camino antes y después del Mesías. Escogieron otros caminos. Pero no el camino
a la vida eterna. No el camino del Hijo. Pues lo despreciaron. Y Jehová cargó
en Jesús el pecado de todos ellos. Puesto que cumplió con sus planes. Aunque
ellos se desviaron y lo incumplieron.
Pero él fue fiel a sus planes y
propósitos. Y les envió la promesa del salvador. A pesar de que su pueblo no cumplió
con su pacto. Por esta razón, fue su gracia quien los salvó. Porque un pacto se
rompe cuando una de las partes lo incumple. En tal caso Dios, si cumplió con su
parte del pacto. Y les dio su gracia para poder consolidar, consumar su obra.
Pagar en su totalidad la deuda de Israel con Dios. A través del sacrificio de
su Hijo.
En el contexto de
Isaías 53:5, en Isaías 52:3. Nos dice el
profeta: Porque así dice Jehová: De balde fuiste vendido. Por tanto, sin dinero
serás rescatado. Refiriéndose a la gracia de Dios para con su pueblo Israel y
el mundo. Puesto que rescato a muchos. Y muchos han creído en él. Y a pesar de
su pueblo incumplir su pacto. Su gracia nos redimió.
G. La justicia de Dios en Jesús.
1. La justicia
de Dios a los hombres.
Dios tenía
que hacer justicia a los hombres que había creado. Por eso envió a su diestra.
A su Hijo, como hombre. Y fue llamado el Hijo de Hombre. Y el profeta Isaías nos habla de la humanidad del Mesías.
Para venir a hacer la justicia de Dios. En lo siguiente: Angustiado él, y
afligido, no abrió su boca. Como cordero fue llevado al matadero. Y como
oveja delante de sus trasquiladores. Enmudeció y no abrió su boca. Isa 53:7.
Explicando la profecía de Isaías del
Mesías. Jesús nos indica y explica: ¿Qué hablar? ante un pueblo totalmente de
espalda a él, sin entendimiento. Manejados por ciegos, y guías de ciegos. Como
ovejas que van mansa. Cuando la van a trasquilar o a recortar su pelaje. Para
ser degollada para la matanza. Para ser entregada por el pecado y ser
sacrificada. Al igual que iba el corderito, así fue Cristo.
Por su parte, las ovejas se habían
utilizado para realizar el sacrificio por el pecado. Era un modelo de cómo sería
el Mesías. Era el cordero pascual, de la ley de expiación por el pecado. De
igual forma resultó ser Cristo. La oveja que los trasquiladores llevaban. Para
ser degollada en sacrificio. No decía nada, ni abrió su boca. Cual oveja al
matadero fue Jesús. La posición de Jesús frente a sus adversarios, frente al
pecado. Fue sumisión total, indefenso totalmente.
Por tal motivo, él llevó la justicia de su
Padre, en su cuerpo. Para poder justificar al hombre ante el Padre. Jesús nos
justificó. Llevando todo el pecado de su pueblo en su cuerpo. Él recibió todo
el juicio, la culpa, la pena, y la condena. Siendo sentenciado a muerte, siendo
inocente.
La profecía nos indica, según Isaías 53:8.
Que él pasó por un Juicio. En este juicio recibe heridas. Por la rebelión de su
pueblo. Y es condenado a muerte. La profecía dice: Por cárcel y por juicio fue
quitado. Y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de
los vivientes. Y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Así como fueron
puestos sus príncipes, nadie contó la generación de Daniel y sus compañeros
príncipes. Así mismo fue la historia de Jesús. Fue por juicio y por cárceles
como sus príncipes en Babilonia. Y en Persia, con Ciro, en la historia de
Mardoqueo y Esther.
En tal sentido, el juicio de Dios, fue
sobre su Hijo. Para hacer la justicia de Dios, a través del juicio hecho a su
Hijo. Dios a través de este juicio hecho a su Hijo, nos declara justo ante él.
Al creer en él. Estamos justificados. Porque el Hijo de Dios, ya vino e hizo su
justicia. Su gracia y su Justicia, que se reciben por la fe, al creer en él.
Rom 5:1-2.
H. La santificación es obra de Jesús.
1. La
Santificación del Hijo del Hombre.
Continuando, dice la profecía: Se dispuso
con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte. Aunque nunca
hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. El pueblo de Israel desechó el plan de
Dios de salvación. Su diestra ocupó el lugar de malhechores y de impíos, por la
rebelión de su pueblo.
De igual forma, lo hubiesen matado con
honores de rico, si el poderío del Rey David hubiese llegado hasta sus tiempos:
Porque igual mataron a sus príncipes y reyes. Hubiesen hecho juicio contra
Jesús y le hubiesen tratado como un malhechor, pues desecharon sus palabras.
¡Todo hubiese sido igual con el poderío del Reino, que sin él! Jesús era
inocente de los Juicios, igual que muchos pueblos que fueron al exilio. Por la
culpabilidad de todos. Pero siempre Dios les indicó que el remanente será
salvo.
Según la profecía
de Isaías nos habla diciendo: Y se dispuso con los impíos su sepultura. Pero
con los ricos fue en su muerte. Aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su
boca. Isa 53:9. Respecto a la profecía. El Hijo del Hombre fue santo. Puesto
que nos dice: A pesar de ocupar el lugar
de malhechores, no hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Y cumplió el tiempo
de su sacrificio. Jesús habló con su Padre diciéndole: que él se santificaba el
mismo. Para que sus discípulos fueran santificados en su verdad. Juan 17:19.
De esta misma
manera, para que seamos santificados, y recibir en nosotros a su Espíritu
Santo. Jesús se santificó, siendo santo. Para santificar en su cuerpo, las
enemistades de su pueblo. La imagen y el Nombre de Dios profanado entre los
pueblos. Por su pueblo Israel. Ya que somos hechos a su imagen. Ahora somos
santificados y transformados en la imagen de su Hijo Jesús. Porque él es el
resplandor de su gloria, la imagen y la sustancia de Dios. 2 Cor 3:18; Heb 1:3.
I. El sacrificio de Expiación del Hijo de Dios.
1. La
Expiación del Hijo de Dios.
Sigue diciéndonos la profecía de Isaías
53:10. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento.
Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado. Verá linaje, vivirá por
largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
En este sentido, Jehová es el nombre que
se le da a Dios en la profecía de Isaías. Refiriéndose al Padre Eterno. Y de
acuerdo a lo mencionado, con todo esto, se refiere: a pesar de Jesús ser
inocente. Dios lo sometió a un padecimiento. El plan de Dios en su voluntad
tenía que cumplirse en él. Dios lo había trazado y lo cumplió. Lo plantío al
primer hombre Adán que a través de la simiente de la mujer habría enemistad.
Que saldría herido en el calcañal y el otro en la cabeza. Un pueblo salió y se dividió en dos. El
pueblo de Israel y Judá. Luego se volvieron enemigos. Enemigos de la Cruz y el
sufrimiento de Cristo. La cabeza pensante y sabia de un pueblo instruido en la
ley. Y otro pueblo pagano que no fue instruido en la ley.
Por consiguiente, la ley se le volvió
contraria y tropezaron en la piedra que rechazaron los edificadores, ¿quiénes
edificaban?, los que construían un plan diferente al de Dios creador. ¿Quiénes?
los adversarios de Dios, que hacían planes sin Dios. Que construían y
construyen una salvación del hombre sin Dios. ¿A Quiénes hirió Dios en la
cabeza? a ellos. Y todavía siguen esperando al Mesías, al salvador del mundo.
En este orden de ideas, a los que son
hijos de vuestro padre el Diablo, como dijo Jesús. Terminaron hiriendo al
Mesías y él les hirió en la cabeza. Porque triunfó sobre ellos. Un pueblo que
escogió Dios. Para ser su pueblo, obedeció más al diablo que a él. Pues Dios se
volvió también contrario. Y Jesús la piedra que ellos desecharon, fue la cabeza
del Ángulo, de todo el edificio de Dios.
Jesús vino a ser el cordero, la oveja,
trasquilada, siendo la ofrenda para la expiación por el pecado. Cuando lo
sometieron a cárcel y lo juzgaron por hacerse pasar como Hijo de Dios. Estaban
también sentenciando su condenación, igual estaban preparando la ofrenda única
por el pecado. De ellos y del mundo. Ellos estaban preparando la expiación por
el pecado. Un sacrificio humano. ¡Y vio Linaje! ¡Porque muchos creyeron en él!
Cuando Jesús cumplió la voluntad de Dios.
Cuando Dios reposó de toda su obra en Cristo. Fue prosperado todo lo que él
hizo. Los apóstoles comenzaron a anunciar el evangelio. Su nombre comenzó a ser
conocido por el mundo. Y su fama se extendió en el mundo.
En el contexto de
Isaías 53:9, en Isaías 52:10. Les dice el profeta: Jehová desnudó su santo
brazo. Ante los ojos de todas las naciones. Y todos los confines de la tierra.
Verán la salvación de nuestro Dios. Refiriéndose a la expiación de Jesús.
La expiación era
el acto solemne que se hacía en el tabernáculo. Para ofrecer un cordero, una
oveja. Pura y sin manchas. Macho, como ofrenda por el pecado del pueblo. Esto
se hacía una vez al año. Para quitar el pecado del pueblo. Se tenía que ofrecer
en sacrificio un cordero o una oveja. Este cordero representaba al Mesías.
Quien presentaría de una vez y para siempre esa ofrenda. La ofrenda de su
cuerpo en sacrificio por el pecado.
Por tal razón,
Jesús fue como un cordero en Sacrificio Expiatorio. Por el pecado de su pueblo.
Eso fue lo que ellos decidieron al incumplir el pacto de Dios con ellos. El
sacrificio y padecimiento del Mesías prometido. Él dispuso colocar su vida,
para dar vida. Fue condenado en expiación por el pecado de su pueblo Israel y
Judá. Para redimirlos. Así como un cordero. Ya que su pueblo necesitaba un
cordero en expiación. Para ser perdonado por su pecado, cada año, según la ley. Él fue el cordero sacrificado en expiación.
Pero de una vez y para siempre. Por el pecado de su pueblo. Isa 53:10; 52:9-10.
J. La sabiduría que justificó al hombre.
1. La
sabiduría del Hijo de Dios.
Verá el fruto de la aflicción de su alma,
y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos,
y llevará las iniquidades de ellos. El fruto de la aflicción de su alma.
Significa, que su expiación por el pecado, salvó a la humanidad de la
condenación eterna. Libertó al hombre de la esclavitud del pecado. Y nos dio la
participación de una nueva naturaleza. La divina. Esto no lo podría hacer
ningún hombre, solo el Hijo de Dios.
El conocimiento de su palabra, que
desconocía su pueblo. Por qué los levitas que él escogió. Para enseñar e
instruir a su pueblo. No enseñaron a su pueblo la ley, ni instruyeron a los
hombres de su pueblo en sus mandamientos y ordenanzas. Sino torcía el derecho
de la palabra y exponían otras ordenanzas. Ordenanzas que Dios no les envió a
enseñar. Y sumergieron al pueblo en completa ignorancia.
Por la razón mencionada, Jesús por su
conocimiento justificó al que no conocía nada de él. A todo un pueblo que
creyó. ¿Quién tenía conocimiento de él, de los gentiles? nadie. Pero él lo
justificó por su conocimiento.
Continuando,
el conocimiento que tenía Jesús del plan de Dios Eterno. No lo tenía nunca su
pueblo. Porque lo desecharon. Pero Jesús su siervo, si tenía el conocimiento de
la justificación a través del único camino, la verdad y la vida que es él. El
los justificó, llevó sus iniquidades. Él nos justificó. Su
conocimiento nos Justificó. No el plan de los hombres. La ley no justifica.
Solo Jesús nos justificó.
De acuerdo a lo
expuesto, Jesús crecía en conocimiento y sabiduría. Desde los 12 años se
encuentra hablando con los doctores de la ley en el templo. Todos se
maravillaban de él cuando lo escuchaban. Hablaba con autoridad, no como los
maestros de la ley. También Jesús les dijo a sus discípulos: Que le dará
palabras de sabiduría, la cual nadie podrá resistir, ni contradecir. Luc 21:15.
K. La resurrección del Hijo de Dios para darnos la
vida.
1. La
Resurrección del Hijo de Dios.
Continúa diciendo
la profecía de Isaías: Con todo eso, Jehová quiso
quebrantarlo; sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en
expiación por el pecado. Verá linaje. Vivirá por largos días. Y la
voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Isa 53:10.
En el contexto de Isaías 53:10. En
Isaías 52:12. El profeta escribe: Porque no saldrás apresurados, ni irás
huyendo. Porque Él irá delante de ustedes. Y los congregará Dios de Israel. En
este contexto: Jesús se encuentra caminando con sus discípulos después de
resucitado. Y dándoles instrucciones, que sus discípulos se quedaran en
Jerusalén, hasta enviar la promesa del Padre. La promesa del Espíritu Santo.
Promesa entregada después de Jesús ser Glorificado.
Otro contexto. Se encuentra en Isaías 52:15.
Y el profeta habla de lo siguiente: Así asombrará él a muchas naciones; los
reyes cerrarán ante él la boca. Porque verán lo que nunca les fue contado. Y
entenderán lo que jamás habían oído.
Respecto a la
resurrección de Jesús, los profetas anunciaron: El Hijo de Dios resucitaría en
un cuerpo humano. entre ellos Isaías, Ezequiel y Oseas. Isa 26:19; Ez 37:3; Ose
6:2.
Por su parte,
Jesús anunció su resurrección. Y estuvo 40 días después de resucitar entre sus
discípulos. A quienes apareció varias veces. Dándole instrucciones. Y en los
evangelios se encuentran evidencias precisas de la resurrección de Jesús. Entre
ellas, el cuerpo de Jesús. Su tumba se encuentra vacía. Y su cuerpo nunca se
encontró en esta.
L. La Glorificación de Jesús como Hijo de Dios.
1. La
Glorificación del Hijo de Dios.
En las Escrituras
se habla de la gloria de Dios en el Tabernáculo. Después de haber realizado
Moisés todo lo ordenado por Dios. Y haber hecho el acto solemne de Expiación.
Luego la gloria de Dios llenó todo el lugar del Tabernáculo. Ex 40:34.
En esta razón,
Jesús después de haber realizado la Expiación. Y haber resucitado, recibe su
gloria de nuevo como era en el principio. El último verso de la profecía dice:
Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá
despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los
pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
Isa 53:12.
En este sentido, de acuerdo a la profecía
de Isaías. Jesús ora por los transgresores de la ley. Cuando dijo a su Padre:
no le tomes en cuenta sus pecados. Porque no saben lo que hacen. Jesús sabía
que ellos ignoraban lo que hacían, cuando mataron al Hijo de Dios.
De conformidad con el cumplimiento de su
voluntad. Dios le dio parte con los grandes. Jesús pide al Padre ser
glorificado, con la misma gloria que tenía a su lado. Y fue glorificado. Así
Jesús anunció después de resucitar. Que iría al Padre y luego regresó y
apareció a sus discípulos. Luego asciende a los cielos, donde es Glorificado. Y
está sentado a la diestra de Dios. ¿Quién es más grande que Jesús? Está
igualado en la historia con los grandes. Él es el más grande de todos. Y en
todas las generaciones ha sido comparado y puesto con los grandes.
Luego en su
reino. El reino de Dios, será cuando él repartirá su reino como él quiere. Con
él se sentarán a reinar patriarcas, reyes, los apóstoles y todo cuanto él
escoja. Quien ha hecho una obra más
grande que la que hizo Jesús, de dar su vida por la humanidad, de entregar su
vida hasta su muerte, siendo contado como un pecador. Y luego resucitar de los
muertos, levantarse como nunca jamás había hecho nadie. El plan excelso de Dios
cumplido en Jesús.

No hay comentarios:
Publicar un comentario